miércoles, 15 de abril de 2015

Enfermedades que triunfan en los Oscars

Ni que decir tiene lo mucho que me he emocionado con varias películas de los Oscars de este año. Entre ellas, particularmente las que tratan sobre enfermedades, que como era de esperar han ganado por goleada. Aunque esto no tiene mucho que ver puesto que hay ocasiones en las que no he estado de acuerdo en absoluto con los ganadores elegidos.

Destaco personalmente Siempre Alice, una súper conmovedora biografía sobre el Alzheimer precoz. No es de extrañar que la actriz protagonista, Julianne Moore, se llevara el Oscar a la mejor actriz con un papel inmejorable. No pude estar más de acuerdo. No quisiera revelar nada al respecto. Simplemente hay que dejarse llevar por la trama y lo emotivo de la evolución de la enfermedad en el contexto familiar y todo lo que ello implica. Recuerdo de esta película con especial claridad su banda sonora y un poema de  Elizabeth Bishop, "El arte de perder" ("The art of losing"):


"El arte de perder no es muy difícil;
tantas cosas contienen el germen

de la pérdida, pero perderlas no es un desastre.

Pierde algo cada día. Acepta la inquietud de perder

las llaves de las puertas, la horas malgastadas.
El arte de perder no es muy difícil.
Después intenta perder lejana, rápidamente:
lugares y nombres y la escala siguiente
de tu viaje. Nada de eso será un desastre.
Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! Desaparecieron
la última o la penúltima de mis tres queridas casas.
El arte de perder no es muy difícil.
Perdí dos ciudades entrañables. Y un inmenso
reino que era mío, dos ríos y un continente.
Los extraño, pero no ha sido un desastre.
Ni aún perdiéndote a ti (la cariñosa voz, el gesto
que amo) me podré engañar. Es evidente
que el arte de perder no es muy difícil,
aunque pueda parecer (¡escríbelo!) un desastre."


De igual modo también me estremeció enormemente la historia de Stephen Hawking "La teoría del todo", otra biografía en el seno de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, horrible enfermedad donde las haya, y su gran capacidad de superación. De esta también me quedo con su magnífica banda sonora, la frase "Mientras haya vida hay esperanza" y el título que dio a su libro "A brief history of time" ("Una breve historia del tiempo").

:)

Ojalá fuera cierto

Esta entrada se la dedico al libro de Marc Levy, que entraña mucha polémica y romanticismo por donde quiera que se mire. La lucha aguerrida por el milagro de vivir, las ansias de que nuestros seres queridos pendientes de un hilo puedan volver a la vida de un momento a otro. Por el milagro. Muchos pasajes me dejaron una sonrisa cómplice. La aventura de lo místico y espiritual. Una vez más, aborda lo efímero de la vida, la importancia del amor y la esperanza. Me quedé con algunas frases que me resultaron de lo más inspiradoras:

 "Quien no sabe compartir carece de emociones".

"Una parte del arte de vivir depende de la capacidad de cada uno para combatir su propia impotencia".
Esta va dentro del párrafo que sigue: "A veces somos impotentes ante nuestros deseos, nuestras inclinaciones o nuestros impulsos, y eso produce un tormento con frecuencia insoportable. Ese sentimiento te acompañará toda la vida; unas veces lo olvidarás y otras será como una obsesión. Una parte del arte de vivir depende de la capacidad de cada uno para combatir su propia impotencia. Es difícil, porque la impotencia genera a menudo miedo, y éste aniquila la capacidad de reaccionar, la inteligencia y el sentido común, abriéndole la puerta a la debilidad. Experimentarás muchos miedos. Lucha contra ellos, pero no los sustituyas por vacilaciones demasiado largas.¡Piensa, decide y actúa! No tengas dudas; la incapacidad para asumir las elecciones propias genera cierta dificultad para vivir. Cada pregunta puede convertirse en un juego, cada decisión que tomes te podrá enseñar a conocerte, a comprenderte."

"Si la amistad no es compartir todos los delirios, entonces, ¿qué es?

"Identificar la felicidad cuando está a los pies de uno, tener el valor y la determinación de agacharse para tomarla entre los brazos...y conservarla. Eso es la inteligencia del corazón. La inteligencia a secas, prescindiendo de la del corazón, no es más que lógica, y eso no es gran cosa."

"A todo el mundo le da miedo lo cotidiano, como si se tratara de una fatalidad que desarrolla el aburrimiento, la costumbre. Yo no creo en esa fatalidad..."
Yo personalmente tampoco, creo que la creatividad consiste en hacer también que cada día sea diferente, y el propio hecho de ser otro día ya lo hace diferente de algún modo.

"Creo que lo cotidiano es la fuente de la complicidad. En la cotidianidad, al contrario que en la costumbre, se puede inventar "lo lujoso y lo banal", lo desmesurado y lo corriente".

"Cada segundo contigo cuenta más que cualquier otro segundo".

"Cuando los más sabios afirman que es imposible transplantar un cerebro, yo me digo que en definitiva no han aprendido nada de sus propios límites, los de considerar que todo es posible y que se trata de una cuestión de tiempo, el tiempo de comprender cómo es posible".

"Cuando se ama no se cuenta".

"¿No te he enseñado que la peor mentira es mentirse a uno mismo?

"Cuando has pasado un buen día, te has levantado temprano para compañarme a pescar, has corrido y has trabajado en los rosales con Antoine, al llegar la noche estás cansado y, aunque habitualmente no te gusta nada irte a la cama, te sientes feliz de meterte entre las sábanas para conciliar el sueño. Esas noches no tienes miedo de dormirte".

"Tenemos que grabar nuestros recuerdos, congelar estos instantes."  De ahí que me guste tanto la fotografía.Yo también lo creo. Pero no solo ante una lente, grabarlos en el corazón.

Un gran libro que me ha enseñado mucho. Espero y confío seguir aprendiendo de otros con el paso del tiempo. Estas enseñanzas se agradecen desde el corazón.


*Al principio advierto que voy a hablar sobre un libro, no hay spoiler que valga :P

Cinismo ilustrado

A menudo en mi vida he tropezado con infinitas clases de personas y pocas personas con clase. Y cuidado, no soy elitista. Pero como la elegancia, yo diría que la clase va más allá del estatus social, quizá incluso no tenga nada que ver, y linda bastante más con la elegancia. Que al igual que el vestir, muchas veces tampoco tiene tanto que ver con las palabras que se emplean, aunque si se emplean pocos tacos mejor; pero me inclino más a ver el arte de tratarse unos a otros, la forma en que se dicen las cosas, la humanización, las bromas, los pequeños detalles... Sí, hay que tener sentido del humor, por supuesto, pero digamos que la línea existente entre lo hilarante y lo soez no tiene límites en algunas personas. Con estas no suelo encontrarme muy cómoda, pues invaden el espacio más allá de dichos límites cual Pedro por su casa. Por suerte, existe algo llamado "saber estar". Todo un arte. Todo un estoicismo también en según qué ocasiones. 

A menudo veo cómo se esfuma la diplomacia, el respeto que no consiste únicamente en dar los buenos días, la falta de sensibilidad.  A menudo veo mucha gente que cree tener la razón universal con respecto a muchas cuestiones, regalando lecciones de moral gratuitamente, mirando la paja en ojo ajeno no reparando en la viga en el suyo propio. A menudo veo vanidad enmascarada de bondad. Veo el desinterés, la conveniencia, la oportunidad, la arrogancia, la impasibilidad y la ignorancia. A menudo observo la hipocresía que nos rodea, el cinismo ilustrado. Pero también a menudo procuro rodearme de personas con clase, centrarme en la viga de mi ojo, y no en la del ojo ajeno. 

¡Buen día! ;)







De la fina línea entre la elegancia y el machismo...

Andaba yo examinando una fotografía que me habían tomado en una mañana soleada con el majestuoso escenario del océano tras de mí. La estampa de mi yo fresco y relajado vistiendo un trajecito por encima de las rodillas mimetizada con el fantástico naval escenario me resultó encantadora cuando reparé en lo descarado de una parte de mi cuerpo más desnuda de lo que los cánones suelen aceptar como elegante. 

Mi falda había sido meneada por el viento un poco más arriba del muslo, en un lateral. A pesar de que lucía al más puro estilo Marilyn Monroe, lo que parecía un inocente arrebato de la brisa no tardó demasiado en instalarse en la zona de los prejuicios en mi cabeza. Enseguida pensé en lo inapropiado de la imagen. Desde si sería poco elegante hasta atrevido e incluso soez según los patrones morales que imperan.

Sin embargo, al par de días decidí preguntarle a un chico qué pensaba él de aquello, si le parecía apropiado o no. Entonces tuve una conversación con quien en ese momento tenía más a mano, y tampoco podía ser un chico cualquiera. Alguien con sentido común y que supiese que iba a ser totalmente honesto conmigo, a ser posible más o menos joven. Este chico resultó ser mi hermano. Su respuesta fue concisa y certera: "estás pensando de forma machista". A mí, una mujer de lo más feminista, aquejada regularmente por las injusticias habidas y por haber a lo largo de la historia de las féminas por su condición de hembra, defensora incondicional de los méritos robados y las hazañas logradas de mi género sexual, orgullosa de los derechos que conseguimos gracias a muchas valientes. Sí, a mí. Una chica joven, de mentalidad abierta y tolerante. 

Tenía toda la razón. De hecho, muchas chicas son machistas sin saberlo porque permiten alojar este tipo de pensamientos impuestos en su conducta, algo lamentable. Incluso hasta a mí han llegado esos prejuicios e imposiciones machistas en cuanto a la forma de vestir que venimos arrastrando desde tiempos inmemoriales. Aquello de no llevar la falda demasiado corta, transparencias, no pintarse las uñas, no enseñar demasiado...pero ¡por favor! ¡Cuántos imperativos había consentido aceptar sin más así tan naturalmente, como si fuese lo correcto! La cultura implícita de la que nos hablaba un sabio profesor sociólogo de la facultad de Medicina había hecho acto de presencia sin venir a cuento. Y es que seguimos albergando "debes" y "no debes" en nuestra mente que realmente no tienen sentido, simplemente porque nos han inculcado desde niños lo que se consideraba por una sociedad machista y cero tolerante lo que estaba y no estaba bien. Y ese es un rasero bastante desproporcionado, que obviamente, hay que desechar. 




Entonces también pensé que podría haber una delgada línea entre lo culturalmente incorrecto y lo tosco o poco elegante. Y si leemos acerca de la elegancia, entenderemos que es un arte. Personalmente, llegué a la conclusión de que me quedo con la definición de elegancia de Carolina Herrera que dice lo siguiente: "la elegancia no tiene mucho que ver con lo que te ponés, es más una actitud". Se trata de una forma de ser, de un comportamiento, maneras, saber estar, educación, delicadeza en muchos sentidos, y buen gusto. Esto último es algo ya más subjetivo, obviamente. Pero resalto aquello de que se trata más de una actitud que de otra cosa. Esto es, incluso llevando una falda bastante corta o un vestido de talle corto ajustado, por ejemplo, puede uno seguir siendo elegante. Todo depende de varios factores ajenos a solamente el vestir per se




Dicho esto, no hay que preocuparse en exceso por la vestimenta tanto como por otras cuestiones más valorables. Es preciso contextualizar. Llevar lo que se quiera como se quiera con criterio y estilo propios. El arte de la elegancia va más allá, pero no nos olvidemos que no siempre tenemos por qué ser elegantes. La mesura y el recato no en todo momento apetecen e incluso quedan en fuera de juego según qué situaciones y lugares. Por tanto, cuidado con caer en los resquicios del machismo cultural, que aseguro que puede intentar minar la moral en los momentos y de la forma más inesperada cuando no debe ser así en absoluto. Ante todo, libertad plena para ponerse lo que a uno le de la real gana. 




*Estas imágenes son propiedad de una escuela llamada Miami Ad School Europe, una  clara campaña gráfica contra el machismo.