martes, 10 de julio de 2012

Mis queridos libros infantiles

¿No tienen un encanto especial los libros que leíamos de pequeños? Creo que muchos estarán de acuerdo en que así es. Y es que los recuerdos que se fijan en nuestras memorias de pequeños son los que perduran eternamente. Puede que se desvanezcan de alguna forma, pero ahí permanecerán, en nuestra memoria.


Son varios los libros que hiciéronme leer estando en la escuela. Varios de los que no me acuerdo. Varios los que me regalaron también. De ellos, de esos libros inexorables que forman parte de la infancia, me ha marcado más de uno. Uno de ellos es "Los árboles mueren de pie" de Alejandro Casona.


 A modo de resumen, viene a tratar sobre lo que sigue: "La trama gira en torno a las ideas y engaños de un hombre, el señor Balboa, para mantener contenta y tranquila a su esposa respecto al estado del nieto de ambos, quien había quedado junto a ellos tras el fallecimiento de sus padres.
Según se desprende de la historia, el adolescente había sido echado de la casa por su abuelo debido a los robos que éste cometía pero el hombre, para evitar reproches y el fastidio de su compañera, prefirió ocultar esta realidad a través de un plan basado en la mentira.
Balboa comenzó entonces a autoenviarse cartas que, según le aseguraba a su esposa, su nieto les enviaba desde lejos, donde tenía un presente exitoso gracias a sus estudios y a los logros personales que le habían permitido formar una familia. Tiempo después, trasciende la noticia de que el muchacho había decidido volver a la casa en busca de dinero pero el barco que lo transportaba naufraga.
Para sorprender a su mujer, el abuelo decide contratar a un imitador y a una bella joven para que ambos se hicieran pasar por su nieto y la esposa. Sin embargo, la aparición del familiar verdadero modifica los planes: la abuela toma conocimiento de lo sucedido pero, lejos de escandalizarse o respaldar a su nieto de sangre, opta por mantener el secreto ante los falsos parientes como forma de agradecerles los instantes felices que le hicieron vivir.". 
Otro que cabe destacar es el que lleva mi nombre, "El increíble viaje de Desi", de Joke van Leeuwen. El resumen dice así: " Desi vive con su padre y sus dos hermanos, Juan José y José Juan. Lo que más le gusta es leer y escribir cosas en su cuaderno. Su padre cree que pasa muchas horas sola, así que decide mandarla una temporada a casa de su tía, con sus tres primos. A la niña no le hace mucha ilusión, pero se marcha en el tren y... ¡menuda aventura!". Es un libro con el que siempre me identifiqué, y con un significado emocional que va más allá de sus páginas. Me lo regalaron mis padres en uno de mis cumpleaños cuando era niña.

"Torquemada en la hoguera", del paisano canario Benito Pérez Galdós, del que leí otras varias obras, como Marianela, tiene una trama tal que así: " Trata sobre la vida de un usurero que ve cambiada toda su vida, su forma de pensar y actuar en el momento que su hijo enferma muy gravemente.
    Francisco de Torquemada es un usurero feroz, odiado por todo el mundo e incluso llamado por la mayoría de las personas “Torquemada el Peor”.
    El año del la revolución Torquemada compra una casa de 24 habitaciones. Todos los domingos Torquemada acude habitación por habitación para hacer la cobranza y pobres inquilinos, algunos de ellos que tienen la desgracia de ser impuntuales, andan desde el sábado con el estómago vacío con tal de pagarle a Torquemada, persona de carácter férreo. Todo le va muy bien a Torquemada hasta la desgraciada muerte de su esposa, doña Silvia. Esto es un golpe muy cruel para Torquemada. Después de un tiempo el dolor de Torquemada se calma.
    Torquemada es una persona muy tacaña. Doña Silvia solía salir con unas botas de su marido y una toquilla agujereada, mientras que él iba con una capa deshilachada y un sombrero con grasas. Algunos días incluso comían sólo pan seco y salchicha. Pero, poco a poco, esta situación va cambiando. Las comidas pasaron de ser judías a chuletas de ternera. Más, en los últimos años de doña Silvia, esta transformación se acentúa más. Paso a paso se meten en la clase media.
    Tras la muerte de doña Silvia le quedan a don Francisco dos hijos: Rufina y Valentín. Rufina tiene 22 años mientras que Valentín sólo 12. Los dos hijos son para Torquemada sus joyas más preciadas. Rufina tiene todas las capacidades domésticas de su madre, y no hay nadie que gobierne el hogar como ella. Tiene un novio, llamado Quevedo, que es médico. Valentín es un niño prodigio. Tímido y discreto no parece comprender que hay mérito en las habilidades que luce. “Es Newton resucitado” le dicen a don Francisco. Torquemada se siente muy orgulloso de su hijo.
    Pero, un día, al llegar Torquemada a casa descubre que su hijo ha enfermado. Al principio no se piensa que pueda ser algo grave, pero, el niño empeora y Torquemada, que la noticia había sido un latigazo para él, comienza a cuestionarse ciertas ideas que le había inducido su amigo Bailón. Don José Bailón era un clérigo que termina dejando los hábitos y se convierte en amigo de don Francisco. Solía ir todas las noches a casa de Torquemada a jugar unas partidas de mus, damas, o le contaba historias a don Francisco. Un día Bailón comienza a hablarle sobre la Humanidad. Torquemada saca de toda esa monserga que Dios es la Humanidad, y que la Humanidad es la que nos hace pagar nuestras picardías o nos premia por nuestras obras.
    A partir de entonces, Torquemada, que nunca había hecho una obra de caridad en su vida, comienza a hacer estas buenas obras; con tal de que se le ponga bueno su hijo él haría lo que fuese.
    Cuando empieza la cobranza muchos inquilinos se quedan impresionados del cambio de actitud de Torquemada. Cuando le dice algún inquilino, envuelto en lágrimas y con una voz empañada que hoy no puede pagarle, Torquemada no se enfada ni gruñe como solía hacer, simplemente le dice que no importa que ya le podría pagar en otro momento. Los inquilinos se quedan boquiabiertos. Incluso en una de las veces, Torquemada llega a regalarle a una señora llamada Isidora que tiene a su marido muy enfermo tres mil reales.
    El niño sigue empeorando. Quevedo diagnosticó que el chico estaba enfermo de muerte. Esto no lo sabe el padre, sólo su amigo Bailón.
    Torquemada sigue con sus buenas obras pensando así que se salvará su hijo. Pero, un día, estando Torquemada en su casa, la Tía Roma, la mujer que ayudaba a Rufina en las tareas domésticas, le abre los ojos a Torquemada. En el instante en el que Torquemada, en un intento de obra de caridad le regala un colchón ésta lo rechaza bruscamente. La tía Roma le recuerda cómo se ha comportado en toda su vida, y que, de repente todo no puede cambiar, ya que las obras de caridad no pueden ser interesadas. Torquemada reacciona con ira, pero, por dentro sabe que cada palabra que la tía Roma dice es verdad.
    Torquemada empieza a hablar consigo mismo, da cabezadas a la pared, cuando, de repente, se oye un grito de Valentín. Rufina entra en la habitación del padre, llorando y lamentándose por el estado de su hermano. Final y desgraciadamente, Valentín fallece. La hermana le da mil besos y se va, ayudada por las amigas.
    Transcurrido un tiempo, don Francisco habla con su amigo Bailón. Se da cuenta de que todas las obras de caridad, el hacer el bien y el sacrificarse por los desgraciados no le han servido de nada. El entierro fue un lujoso entierro al que acudió mucha y lucida gente. Al día siguiente la tía Roma sube al cuarto de don Francisco, dónde está él, otra vez con sus cuentas, otra vez la vida normal, otra vez el acosar a sus deudores, se acabaron las obras caritativas. La tía Roma le dice que nunca va a aprender y que va a tener una mala muerte. Pero a Torquemada ya todo le da igual. El concepto de misericordia ya no ocupa lugar en su mente."
    Cambió mi forma de pensar en cuanto a lo que la religión se refiere, a entender el hecho de que puede haber personas que crean en un Dios por inverosímiles que puedan ser sus motivos, a respetarlo por encima de mis propias creencias, por encima de todo. Creo que me hizo ser más tolerante en este sentido y a comprender lo importante de los verdaderos valores humanos, donde incluso se llega a mentir por mantener la felicidad de algunos, por no arrebatarles la ilusión que les mantiene vivos. Algo similar ocurrió con el de Casona.



    Mención especial merecen las letras de la queridísima Gloria Fuertes, que tanto llenó mi mundo de una imaginación colorida, gracias también a las ilustraciones de aquellos cuentos y poemarios suyos. Parte de mi infancia sin duda alguna :)


    * Hay uno que me prestó una vieja amiga (vieja porque me ha acompañado por el camino del aprendizaje a lo largo de mi carrera) mientras estudiábamos (¡¡ya se va acercando el final!!), que también recuerdo con emoción por ese rastro que dejó en mí. Hablo de "Verónika decide morir", de Paulo Coelho, cómo no, con mucha carga psicológica y psiquiátrica, como no podía ser de otro modo viniendo de este autor. Se trata de una excepción, ya que no me marcó de pequeña, pero he decidido recordarlo ahora.
    "Cuenta la historia de una muchacha de 24 años llamada Verónika, que aparentemente ha tenido todo en la vida, pero que decide quitarse la vida tras darse cuenta de que ésta se ha vuelto monótona. Verónika parece tener todo lo que cualquier joven de su edad podría desear: visita los lugares de moda, sale con chicos atractivos, es querida por su familia; y, sin embargo, no es feliz. Algo falta en su vida. Por ello, la mañana del 11 de noviembre de 1997, Verónika decide morir.
    Tras ver su intento de suicidio fracasar acaba ingresada en un hospital psiquiátrico donde, además de enterarse que debido a un problema cardíaco le quedan escasos días de vida, aprende muchas cosas, conoce nuevos amigos, y hasta se enamora mientras espera la muerte. Verónika descubre sentimientos y emociones que jamás se había permitido experimentar, tales como el odio, el miedo, la curiosidad, el amor e incluso el sexo. Sus vivencias la conducen gradualmente a la revelación de que cada segundo de su existencia es una elección entre la vida y la muerte."

    Y ahora, por último, he leído uno que no me marcó de pequeña, pero sí ha dejado una huella en mí hace poco, cuando lo he leído. Este me lo ha prestado mi novio. Me sentí de nuevo pequeña al leerlo, y admiraba cuanto el protagonsita, Sam, decía. Me sumergí en la aventura en la que se vio envuelto debido a su curiosidad, y nuevamente, pude percibir sentimientos y valores muy bonitos en esta narración, al tiempo que llamó mi atención la enriquecida retórica del personaje. Un vocabulario que dista mucho de los libros para niños que yo solía leer, realmente completo. "Anaqueles" o "pusilánimes" son algunas de las palabras que recuerdo con simpatía, y el final... sencillamente impecable. Hablo de "La puerta del infierno":
    "Un día, Sam decide explorar el sótano de una casa que habían comprado sus padres, un sueño que de por sí tenían ya desde hacía algunos años, y en la que de alguna u otra forma habían puesto todo su empeño, ilusión y esperanza.
    Sin embargo, descubre una pirámide de cristal que tiende a desprender una luz ciertamente inquietante, curiosa, pero también maravillosa y sumamente llamativa.
    Pero con algo de miedo, y prácticamente sin pensarlo dos veces, nuestro protagonista decide traspasar el lugar donde se encuentra la pirámide, y de esta manera hará un viaje en el tiempo.
    De pronto, se encontrará en un mundo del futuro que le resultará completa y totalmente terrorífico, a la vez que desconocido."

    ¿Cuáles son sus libros (de ustedes) de la infancia favoritos o que recuerdan con emoción?
    ¡Eso Es ToDo, AmiGoS! ;)



6 comentarios:

  1. Es una bonita selección (cada lector voraz tenemos una lista propia).
    Me llama la atención la primera mención "los árboles mueren de pie", porque me encantó, la he leído de nuevo recientemente, porque una compañera bloguera la interpretaba en una obra de teatro (interpretaba a la abuela), tiene 66 años, y me parece estupendo su nueva afición.
    Un saludo.

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  2. @Ruben: Hola!! Bienvenido al blog :) Pues me alegro de que te guste y que hayas tenido esa maravillosa coincidencia. Sin duda, es un libro, por no llamarlo obra de teatro mejor (por aquello de que son diálogos sobre todo) que vale la pena leer ;).Y que eso, para mí fue especial. Besos!!

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  3. Permíteme que diferencia entre libros infantiles e "iniciáticos"

    De niño leí Sebastià Sorribas y Joaquim Carbó: Festival al barri d'en Pitus y El Zoo d'en Pitus y La colla dels deu. Eran en catalán aunque creo que también están en castellano.

    Y los iniciáticos son esos que leí con trece catorce años, en el cole que me gustaron tanto que me aficioné a la lectura y fueron dos autores, sobretodo, Delibes y Galdós. En el cole me hicieron leer El Camino, Mi idolatrado hijo Sisí, Miau y Trafalgar y a partir de ahí me aficioné a la lectura y devoré todo lo que de estos autores pude y en el caso de Galdós es muuucho. Torquemada en la hoguera lo leí dentro de la compilación que creo que se llama Novelas de Torquemada también me gustó mucho, vamos como todo lo de Galdós, un genio.

    Besos

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  4. @Sese: Sí, no son tanto infantiles como "iniciáticos" ;) Agradezco la observación. Me alegra saber que un paisano como Don Galdós ayudara a cultivarte durante tu crecimiento. Muchas gracias por compartir esos libros de los que hablamos :)

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  5. Hola!me ha gustado esta idea tuya de hacer una entrada con esos libritos especiales! Yo tengo uno que me encanta se titula "Un puñado de besos" es un libro infantil que me encanta leer ahora siendo adulta a los niños que me rodean pero que ademas creo que nos vale a los adultos para sacar de ella una bonita moraleja...
    Feliz domingo y si te apetece nos vemos en http://conversacionesfrentealespejo.blogspot.com.es/

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  6. Hola, Verillo!! Con que "Un puñado de besos"...Gracias por compartir uno de tus libros infantiles especiales, que como bien dices, también sirven para los adultos como los que más ;) y gracias por pasarte!! claro que me pasaré por ahí. Nos vemos! :)

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