domingo, 24 de junio de 2012

Mens sana in corpore sano

Es increíble las tasas de obesidad que se llegan a alcanzar en nuestro país. Dice el periódico de hoy domingo que se consume demasiada leche de vaca y carne, aparte de que se rebasan las cantidades diarias recomendadas en un 43% en general. Las cifras son realmente espeluznantes. Parece que mucha gente no se conciencia de los peligros de comer mal. Y es que sucumbir a las tentaciones del paladar es algo realmente fácil. Lo difícil es hacer una vida sana. Cambiar el chip y proponerse comer saludablemente, sin reparos ni miramientos, siendo conscientes de la importancia que tiene una buena alimentación a la par que un ejercicio físico constante, periódico. La impresión de que circulan demasiados mitos en cuanto a lo que a la salud se refiere, aún hoy día, sigue estando en vigor. Si a ello le sumamos el hecho de que cada día se difunden noticias de poco rigor científico que la población general se dedica a leer, y se limita a creer más allá de su ignorancia mundana, podríamos hablar de que tal cosa contribuye también a expandir los susodichos mitos. Y así es. Las estadísticas lo reflejan. Se ve en la calle, se ve en la consulta, se ve en los quirófanos.

Uno de los mitos que más anda por ahí es el de poder ingerir cuantas calorías quieras por el hecho de tener un metabolismo poco propenso a engordar. Pero...¿y el colesterol? ¿Y los triglicéridos? ¿Y las placas de ateroma? ¿Y las arterias? ¿Y el hecho de no hacer ejercicio, bastante frecuente en nuestra población? Tarde o temprano, todos estos factores pueden hacer cambiar nuestro metabolismo haciéndonos llevar sorpresas inesperadas nada buenas. La principal causa de muerte en el país desarrollado es la aterosclerosis, que con la edad va en aumento; pero nadie está exento de padecer este mal si lleva malos hábitos de vida como los comentados.

Se habla mucho de dietas mononutricionales, cosa que me parece aberrante ya por el simple hecho del nombre que tienen. Es imposible que alimentarse a base de unos pocos o un solo nutriente sea beneficioso para la salud, y aun así, hay quien lo crea porque sale publicado en no sé qué revista de no sé dónde que es sobre salud (o no). Permítanme informarles de que muchas de las noticias sobre salud que vienen en revistas sobre salud que se pueden adquirir en cualquier quiosco, no son nada fiables. No se basan en estudios científicos. Hay quien llegue incluso a creer afirmaciones tales como que "el chocolate adelgaza".

Se relaciona bastante el estar delgado con estar estupendo, pero no siempre es así. Por lo comentado. Muchas personas delgadas comen muy mal, y sí, están delgadas, pero su salud se resiente. Lo hará tarde o temprano. Además de que no conviene adelgazar por el mero hecho de sentirnos bien por fuera, sino, por dentro ante todo; aunque vernos delgados o relativamente delgados puede ayudar bastante a aumentar nuestra autoestima, lo que resulta evidentemente beneficioso también. Pero no nos olvidemos que ante todo, se trata de un problema de salud. La obesidad acarrea enfermedades como diabetes, limitación funcional del movimiento, apnea del sueño, problemas óseos y articulares, problemas neuropáticos periféricos; y las consecuencias inmediatas de la aterosclerosis, por supuesto: el infarto agudo de mioardio, los accidentes cerebrovasculares, etc.

En resumen:
- No debemos creer todo aquello que leemos
- Es necesario educar a la población para evitar la ignorancia masiva, y que se sigan expandiendo mitos de este tipo; así como realizar campañas de prevención de obesidad y concienciación sobre los hábitos saludables.
- Más fruta, más verduras, menos grasas trans y saturadas, menos azúcar, menos lácteos (aunque hacen falta), menos fritos y más "a la plancha", más agua mineral, más zumos naturales (no néctares), etc. etc. y, por supuesto, más ejercicio de forma habitual.
- No es necesario dejar de comer, o comer mucho menos. Simplemente, comer de forma moderada los alimentos adecuados. Permitirse un capricho de vez en cuando tampoco está prohibido, siempre y cuando seamos constantes en nuestra rutina diaria de hábitos saludables.
- No fumar

En fin. Son cosas que muchos, a pesar de saberlas, no llevamos a raja tabla, yo incluida. Pero tenemos que percatarnos de que una buena salud es una buena prevención ante todo, y los efectos se van viendo no solo a corto plazo, sino más bien a la larga, de forma crónica. Una buena salud no es cosa de dietas insípidas que solo conllevan déficits nutricionales, sino un régimen de constancia diaria que abarque todo lo ya comentado, perseverancia.


P.D. Anda por ahí una web sobre mitos en cuanto a alimentación elaborada por compañeros míos que quizá a alguno le interese mirar. Es la siguiente: www. nutricmed.com. Hay más donde seguramente pueden consultar, pero esta seguro que es fiable. Aquí dejo la pirámide de la alimentación en relación a los alimentos que más se deben consumir, los que menos, etc. para recordarla y tenerla presente. Está actualizada por la Sociedad Española de Nutrición.  Hablamos de porciones al día.


¡¡Saludos del pájaro!! ;-)







2 comentarios:

  1. Toda esta teoría me la sé, de hecho, intento llevarla a cabo en la medida de lo posible, pero mi duda siempre es la misma. ¿Por qué cuesta tanto adquirir hábitos saludables aún sabiendo todos los beneficios que conllevan?

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  2. Porque llega un momento en tu vida en que las circunstancias y personas que te quieren te hagan darte cuenta, quizá. En mi caso, parece ser así. Y porque las consecuencias no se ven de inmediato, sino más bien a la larga, ¿no? Pero sí, llevar la teoría a la práctica no siempre es fácil, y en este caso, no suele serlo. Besitos, Butterfield! ;)

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