¡Hola, bloggeros! Sé que hace mucho que no escribo nada, ya que no tenía nada interesante que contar y he estado entretenida aprovechando estos días de libertad ahora que todavía no hay exámenes. Hoy tengo algo que podría resultarles cautivador a la par que inútil, y probablemente ya la conozcan. Se trata de una fábula, la fábula del escorpión y la rana. Alguien quiso que la leyera ayer, y aquí la dejo para que me digan qué piensan ustedes, si son tan amables. Y es que ha despertado algún aquél de mi inquietud existencial, por llamarlo de alguna forma. Dice así:
"Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo: —Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda… —¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser. —No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón, te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?
Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma: —Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo. Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo: —Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río. El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.
Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle: —No entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir. Y entonces, el escorpión la miró y le respondió: —Lo siento ranita. Es mi naturaleza, es mi esencia, no he podido evitarlo, no puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme. Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río."
La moraleja viene a ser algo así como: "no te engañes a ti mismo ni a nadie. Uno siempre es lo que es a pesar de las circunstancias."
Como es lógico, estas moralejas pueden ser extrapoladas a la realidad, en la que estos eufemismos que las fábulas encarnan como animales venimos a ser nosotros, las personas. Así es que me planteo el discrepar con esta moraleja. ¿Es uno siempre lo que es a pesar de las circunstancias? ¿Acaso no "(yo) soy yo y mis curcunstancias"? ¿Es esta morelaje un tanto radical?
No quiero decir con todo esto que la moraleja deba ser otra, puesto que es errónea, NO. La morelaja, obviamente, es ésa. A donde quiero llegar es si nosotros, los seres humanos, realmente no somos capaces de cambiar, y a esto me refiero a formas de ser, formas de actuar, hábitos, lo que quieran ustedes... Porque yo creo que es posible. Y de hecho, si me preguntaran por este escorpión, diría que picaría si quisiera, y si no quisiera, no picaría.
Un saludo, y pórtense bien ;)
bueno, las fábulas fábulas son :) pero yo sí que estoy de acuerdo, el escorpión siempre lo es, es lo que me ha enseñado la experiencia
ResponderEliminarbesitos!
Lo del escorpión me ha recordado a un capi de Física o Química en el que dicen algo así de Gorka y de los escorpiones, que siempre son "malos". Pero no creo que todo sea así, la naturaleza puede marcar ciertos aspectos de los individuos, pero otros pueden ser moldeados según la experiencia y el aprendizaje.
ResponderEliminarLo de cambiar no sé, pero sí que es cierto que la gente evoluciona, o vive acontecimientos que cambian sus prioridades en la vida.
ResponderEliminarY lo que sí sé también, que a una persona como el escorpión no la quiero en mi vida y los huelo a distancia.
¡Valiente joputilla!
Gracias por los comentarios a tod@s ;)
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