Después de una tarde de suspiros y tentación al suicidio, he conseguido arreglarlo camino del estertor final. El cursor de mi portátil nuevo de hace dos meses no quería moverse. Una simple tecla que nada o poco, que yo crea, tiene que ver con el cursor (la del modo de suspensión de la RAM) que estaba inactivada pareció resolver el milagro una vez activada y desactivada nuevamente. De repente, el cursor empezó a moverse. Verifiqué. Reinicé el sistema. Seguía moviéndose. Lo había conseguido. ¡¡Lo he conseguido!! Por fin. Eso significa que no tendré que ir a los chinos a por un ratón barato ni me agobiaré mientras estudio pensando que mi portátil nuevo y súper cuqui cual ningún otro está estropeado por causas ajenas a mi voluntad. Me alegro de que las causas no hayan sido tan ajenas. Pero es curioso porque una emplea la lógica. Se dice: veamos los virus, no hay, veamos los drivers, instalemos y desinstalemos, reiniciemos, leamos el manual...y al final, irónicamente como viejo que muere tras haberse ganado la lotería (an old man turned 98, he won the lottery and died the next day!!, you Know xD) un botón insospechado da en el clavo y arregla el dichoso cursor de los cojones malparidos (siento perder mi elegancia de golpe, pero es menester). Y así acaba un día que ya no es el mismo sino otro, porque es el siguiente día...O.o ¡Pues eso!
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