miércoles, 15 de mayo de 2013

¡Fuga de cerebros a la fuerza!

 "España niega una beca al mejor físico europeo joven". Esta viene siendo la noticia  para la que muchos periódicos han dejado hueco entre ayer y esta mañana. Titulares por el estilo acaparan la prensa, redes sociales, diversos medios de comunicación en general y la atención de muchos, entre ellos, la mía. 

Cuando termino de leer el subtitular ratifico mi reacción previa con el pasmo merecido, pues dice así: "Diego Martínez Santos queda fuera del programa Ramón y Cajal para regresar al país el mismo día que su trabajo fue premiado por la Sociedad Europea de Física". Y me digo: ¡Vaya! ¡Curiosa y oportuna casualidad! La verdad es que mi primera impresión tras haber recibido semejante información es de perplejidad. Inmediatamente, pienso en la tremenda paradoja que supone que se le niegue una beca en su propio país cuando fuera del mismo se le da reconocimiento a nivel de todo un continente. Me choca. De seguido, también pienso que  la prensa ha hecho bien su trabajo, el de llamar la atención de sus lectores con titulares bien gráficos y llamativos con un contenido no menos que digno de asombro. Y así es. Bravo por ello. Consiguen dejarme boquiabierta pensando presurosa que se trata de una injusticia en toda regla.

Sin embargo, me paro a reflexionar. Es posible que no sea una injusticia del todo en absoluto. Es más, quizá sea un favor que pretenden hacerle al genio en cuestión negándole dicha beca para que, de esa forma, tenga la oportunidad de desarrollarse y demostrar todo su talento a sus anchas en un país en donde realmente se valore la ciencia, donde la financiación para investigaciones científicas de diversa índole no ponga tantos obstáculos como en este país de chorizos. De hecho, pasa a convertirse en la hipótesis más lógica de repente. Porque si no, no tendría sentido alguno una antítesis de tal magnitud. No se entendería que un país que no fuese España lo pusiera tan fácil a sus estudiantes e investigadores para impregnar otro, en lugar del suyo propio, con su potencial inteligencia y sabiduría, y así, hacerlo avanzar. Pero el chaval dice no querer pasar "tanto frío", prefiere volver a su tierra. Imagino que con los suyos, con el calor de la gente que más le quiere. Quizá me equivoque, pero no sería nada descabellado pensarlo, ¿no?

Alegan que el motivo por el que no se la dieron tiene que ver con su edad, que es demasiado joven aún, y que tendrá tiempo de volver a optar por dicha subvención. Quiero creer que no sea esta la verdadera razón por la que se le niega dicha beca, que lo que realmente subyace tras esa declaración no es otra cosa que un triste enmascaramiento de la realidad en pro de la idea de que un mejor futuro le aguarda fuera, y no aquí. Porque ciertamente, son más de una las "justificaciones" como esa (la del hecho de ser muy joven)  las que aventuro se usan más de lo necesario, obstaculizando la formación de cualquier persona de pronta edad. Lo vemos a diario. "Se pide experiencia". ¿Es que no te vale con que sea inteligente? ¿No te vale con mis títulos? ¿He de estudiar y trabajar a la vez para tener experiencia posteriormente, aunque sea un campo que nada tiene que ver con el mío? ¿Tengo la culpa de que no haya trabajo en este país de ladrones para nadie?¿Cómo osas pedirme experiencia, a mí joven, cómo? Dame la oportunidad y te terminaré de demostrar todo lo que he pasado años aprendiendo, ¿no?

Y así concluyo haciendo un ejercicio de introspección del que se desprende que no resulta muy difícil darse cuenta una vez más de la triste realidad que nos rodea, de que más de un cerebro de nuestro país se fuga sin quererlo. La espiral de vacío investigador - científico se perpetúa aquí para ceder sus avances a otra sociedad, y así entre otras cosas, la crisis también continúa. Solo nos queda, de momento, el orgullo moral de que es un español el "mejor físico europeo joven".

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